Marek Holecek y Radoslav Groh se retiran de su intento en la oeste del Masherbrum - Desnivel.com

2022-08-20 05:34:01 By : Ms. Darcy Luo

[Actualizado 16 agosto, 9 am: ya están de regreso en el campo base] La ascensión que estaban realizando Marek Holecek y Radoslav Groh en el Masherbrum (7.821 m.), en estilo alpino por una nueva ruta, era sin lugar a dudas una de las actividades más importantes que iban a tener lugar esta temporada en el Himalaya. Han tomado la decisión de retirarse cuando habían alcanzado los 7.300 metros. Les faltaba por superar poco más de 500 metro de los 3.500 metros de desnivel que tiene la pared.

[Actualizado 16 agosto, 9 am: Marek Holecek y Radoslav Grohya están de regreso en el campo base]

La cordada checa partía del campo base el pasado 7 de agosto para realizar un intento en estilo alpino a los 3.500 metros de desnivel de la cara oeste de este pico de 7.821 metros. Sus cálculos contemplaban en aquel momento cinco días de ascenso y otros dos de descenso.

En principio la cordada estaba formada también por Tomas Petrecek, quien tuvo que retirarse en el campo 1 a causa de un fuerte dolor de muelas. Sus dos compañeros, Marek Holecek y Radoslav Groh tomaron la decisión de continuar montaña arriba.

Esta mañana Marek transmitía en sus redes sociales la decisión de abandonar, que ya veían casi inevitable el día anterior:

«No tenemos más remedio que darnos la vuelta. Ascendimos hasta 7.300 metros. La parte superior está más allá de nuestras habilidades. Las condiciones que tenemos por encima del borde occidental pueden describirse como catastróficas. A medida que pasábamos de la vertiente norte a la este, la nieve se convirtió en azúcar en polvo no pegajosa. Una «cosa» blanca, suelta y seca que se pega en las fisuras y en la roca, por alguna razón misteriosa. Tan pronto como la tocas, cae más de dos mil metros hasta el glaciar en grandes «tortas». Hicimos un intento de subir algunas decenas de metros a través de una fisura, para continuar hasta la cresta de la cumbre que ya habíamos visto. Me fue muy mal. Sin hielo, sin posibilidad de asegurar, sobre roca que se desmenuzaba, escalando sobre trozos de nieve que no se sostenían. con una mirada de horror en los ojos. Cuando calculamos nuestras posibilidades, quedó claro que estaba fuera de nuestro alcance. Estamos desilusionados, tristes, pero la realidad siempre es dura. Ahora viene un terrible descenso de tres kilómetros, donde habrá mucho rápel y decenas de miles de movimientos a realizar por encima del gran agujero. Al mismo tiempo, no podemos dar ningún mal paso… Ojalá lleguemos antes del martes, cuando se espera que llegue un período más largo de mal tiempo».

Ayer enviaba esta reflexión en la que se intuía que la decisión de retirarse iba a ser inevitable: «Nos quedan menos de 800 metros del muro de 3500 metros de altura. Aún así, a mis ojos, esta es la distancia a la estrella que se encuentra más cerca de nosotros. Todavía tenemos tres días para alcanzar la cima antes de que el tiempo se ponga malo durante unos días. Y tendríamos muy mal tiempo en el descenso. Definitivamente no es una idea atractiva. Hemos terminado, pero aún queremos luchar por el resultado. Probablemente mañana decidiremos si continuamos o iniciamos un descenso. Saldremos por la mañana y si el terreno es mejor, seguiremos subiendo. Esta mañana la escalada era pasable, pero pasadas las 12 empezó a nevar y no hubo más remedio que cavar en la cresta de nieve de 70 grados. Las avalanchas de nieve pasan sobre nosotros y estamos apiñados aquí como dos sardinas en un vivac en… mierda».

Hace dos días, el pasado sábado 13 agosto resumía así cómo había transcurrido la ascensión: «El día comenzó con un hermoso amanecer y trajo vistas reservadas a los dioses. Bajo nuestros pies, en diferentes lados, hay tres grandes glaciares que se arrastran como serpientes, y podemos ver decenas de picos puntiagudos. Desafortunadamente, el trabajo duro, caminar a través de la nieve suelta y profunda en una pendiente empinada, con secciones verticales ocasionales, no cambió. Incluso un carruaje tirado por caballos se cansaría de este terreno. Estamos progresando a paso de tortuga. Esperamos que las condiciones de la nieve mejoren cuando estemos más arriba. El tiempo nos obligó a entrar en la tienda por la tarde, ya que no podíamos ver a través de la niebla más allá de la punta de la nariz, y empezó a nevar ligeramente. Saludos desde el sexto vivac, a 6800 metros, mañana seguiremos subiendo».

Marek tiene un estilo muy personal y sincero, de transmitir sus vivencias y sensaciones durante la escalada, así relataba lo que supuso para ellos la retirada de su compañero Tomas Petrecek:

«Estamos en el tercer vivac desde que salimos del campo base y hemos alcanzado una altura de solo 6.000 metros. Hasta ahora vamos muy despacio. Además, perdimos a Tomáš, que tenía dolor de muelas y tuvo que bajar. Esperamos un día para ver si se calmaba el dolor que sentía, pero no fue así. Dicen que los hombres no lloran, pero a la hora de despedirnos nos abrazamos en silencio y preferimos no mirarnos a la cara. Esta ascensión quedó privada de una persona con una gran capacidad de empuje y un súper amigo. Quedamos Radek y yo, pero seguimos subiendo hacia las nubes. Aún nos queda comida, tiempo, buena meteo y sensaciones. Ahora falta por ver si la fuerza será suficiente. Hoy subimos toda la mañana bajo un peligroso sifón, del que caen avalanchas de escombros y hielo. Después de más horas de arduo trabajo en una pendiente pronunciada, seguimos el ascenso final a la cresta. Un verdadero placer. Ya hay un agujero como el infierno bajo los pies, con lo cual el duro hielo vertical sube frente a los ojos, y luego una brisa de nieve suelta. Cavar un túnel en la nieve acumulada fue la parte más difícil del día. Mañana, la meta es una pequeña cueva a unos 7000 m. Espero que la cueva no sea solo una ilusión óptica, de lo contrario no sé dónde meteremos el culo«.

El pasado 7 de agosto Marek transmitía así sus sensaciones al abandonar la seguridad del campo base para intentar la peligrosa y difícil pared oeste de los Masherbrum:

«El final del bienestar de la cocina de Ebrahim, maniobras evasivas bajo diversos pretextos, meterse en sacos de dormir donde el mundo exterior no duele tanto. El punto de inflexión ha llegado cuando las previsiones meteorológicas dan luz verde. Significa preparar el material de escalada, ropa de supervivencia, algo de comida y, sobre todo, suerte en la pared. Podemos llevar todo lo que nuestras espaldas puedan llevar, pero con cada gramo extra somos más lentos, vamos más cansados ​​y la oportunidad de acercarnos a la cima se aleja. O mejor dicho, se derrite como la nieve en una sartén caliente».

«La clave es ser ligero, rápido, eficiente. Cada día en la pared es un problema, y ​​cualquier ahorro nos acerca a su cima. La logística del ascenso es clara, la hemos estudiado varias veces y hablado con los compañeros. Nos esperan casi 3.500 metros de desnivel vírgenes, en una fuerte pendiente que deberíamos tardar 5 días en superar para llegar a la cima. Luego vendrá un descenso por la otra vertiente que nos llevará dos días. Un hermoso plan para unas vacaciones de siete días a tope».

«Pero, ¿cuál será la realidad? No sabemos y estamos jugando con algunas incógnitas. ¿Permitirá la «Reina» que pasemos por encima de su falda de nieve, su corsé de roca, luego sobre su cuello orgulloso, hasta su cabello rubio? ¿Podemos hacerlo con estilo, técnicamente y no nos detendrá el clima? Ahora la respuesta está sobre nosotros, también en las estrellas y quién sabe, tal vez incluso deba llegar una bendición de la corte real. Ha comenzado el baile, donde Ráďa, Tom y yo intentaremos animar, bailar y ablandar a la «Reina». Al mismo tiempo, pedimos clemencia para que nos deje acercarnos a ella, cuando nuestros pasos sean rígidos, faltos de elegancia, y tampoco conozcamos las buenas costumbres ni la ética de la corte real. Sin embargo, tenemos el corazón lleno de inquietudes, también lleno de pasión y determinación, para competir por su favor. Crucemos los dedos, allá vamos…»

Marek Holecek ha sido galardonado en los últimos años con dos Piolets d’Or, por sus ascensiones con Zdének Hák: en 2018 por el Gasherbrum I (8.080 m) y en 2020 por el Chamlang (7.321 m). El año pasado, Marek Holecek y Radoslav Groh abrieron una nueva ruta en la cara noroeste del Baruntse (7.129 m) en puro estilo alpino, tras cinco vivacs y seis días de escalada. A continuación, siguió un descenso épico, en el que se encontraron bloqueados por el mal tiempo a unos 7.000 metros y tuvieron que realizar otros cuatro vivacs. El nombre de su nueva ruta, Heavenly trap (“trampa celestial”), condensa todo el sufrimiento vivido en una aventura de primera magnitud que hubiera podido terminar en tragedia por culpa del ciclón Yaas.

El Masherbrum (7.821 m), es una espectacular cima del Karakórum que lleva casi 40 años sin subirse, a pesar de que lo han intentado algunos de los más grandes como Marko Prezelj, Steve House, David Lama o los rusos de Alexander Odintsov, quien la definió como una «pared imposible de escalar».

La primera ascensión data de 1960, y fue realizada por los estadounidenses Willi Unsoeld y George Irving Bell, quienes escalaron la cara sur. Posteriormente, hubo varios intentos más al Masherbrum, especialmente en los años ’80. Una expedición japonesa se llevó la segunda ascensión, siguiendo la ruta americana.

Las dos últimas ascensiones de la cima principal del Masherbrum datan de 1985 y se llevaron a cabo por la cara noroeste con menos de 24 horas de diferencia. El 23 de julio coronaron diez japoneses bajo el liderazgo de Shin Kashu. Y el 24 de julio lo hicieron tres austríacos liderados por Robert Renzler.

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