El deportista Carlos III: "Si perdemos échenme la culpa, que ya estoy acostumbrado" | Marca

2022-09-24 06:50:33 By : Ms. Grace Hu

Aunque limitado por sus obligaciones, el Rey de Inglaterra ha dedicado parte de su vida a la actividad física: los que compitieron con y contra él lo recuerdan como un notable jugador de polo

T raje cruzado de cuatro botones metálicos, pañuelo en el bolsillo de la chaqueta, zapatos impolutos... y un monopotín. Circula aún el video de finales de los 70 en el que, durante una visita a la organización comunitaria Inter-Action, situada en Kentish Town, al noroeste de Londres, el entonces príncipe Carlos se atreve con el skate ante la algarabía general. Todo ha empezado con una pregunta a un niño, "¿me prestas la tabla?", pero lo que desconocen los presentes es que a su alteza le regalaron por Navidad una con la que suele practicar en Windsor. Por eso rompe con el protocolo para deslizarse. Porque está entrenado.

73 años contemplan al nuevo monarca inglés, nacido el 14 de noviembre de 1948, cuando aún faltaban casi cinco años para que su madre fuera coronada, pero esa vida ha estado marcada entre otros muchos acontecimientos por una profunda relación con el deporte. Porque su relación de aficiones incluye el esquí, el esquí acuático, el windsurf, el fútbol (de hecho en alguna de sus primeras imágenes aparece manejando el balón con cierto estilo entre compañeros de colegio)... y especialmente el polo, del que ya era practicante su padre Felipe. Por ahí parece venir esa pasión.

Cuenta la biografía de Carlos que disputó su primer partido con apenas 15 años y en un equipo capitaneado precisamente por el Duque de Edimburgo. A partir de entonces lo hizo con la mayor regularidad que permitían sus obligaciones, de modo que el hándicap fue aumentando gradualmente. Los terrenos principales en los que se desempeñó fueron Smith's Lawn, en Windsor Great Park; Cowdray Park, en Sussex; y Cirencester Park, en Gloucestershire. Y eso, a nivel local. Porque también aprovechó para jugar al polo sus visitas a países como Australia, India, Estados Unidos, Francia, Brasil, Argentina, Kenia, Malta y Ghana.

Gran pegada, agresivo, buena equitación: siempre jugó con pasión... y hasta alta edad

Llegados a este punto, conviene ceder la palabra a quien jugó con y contra Carlos. Primera Plana se ha puesto en contacto con Eduardo 'Ruso' Heguy, leyenda del polo argentino y embajador Laureus: "A finales de los 80 jugaba con los profesionales, el alto hándicap inglés. He llegado a competir contra él profesionalmente. Era un jugador de cuatro goles de hándicap, mediano para arriba el nivel, buena equitación, agresivo y de muy buena pegada a la 'bocha'. A comienzos de los 90 dejó de competir por sus obligaciones y se dedicó a las obras benéficas. Hacía exhibiciones y recaudaba dinero para sus fundaciones".

Efectivamente, después de defender a numerosos equipos, entre ellos el de la Universidad de Cambridge cuando era estudiante allí, el de la Royal Navy o, en años posteriores, Les Diables Bleus y Maple Leaf (de aquella época data alguna de sus imágenes más célebres, besándose con Diana de Gales tras un partido y aún sobre el campo de polo), con el paso de los años el príncipe abandonó el carácter estrictamente competitivo para jugar sólo cuando había una obra de caridad por medio. El dinero recaudado en ese sentido se estima en decenas de millones de libras... hasta que en 2005 anunció su retirada definitiva.

Le hubiese encantado seguir, pero tuvo que dejarlo por el riesgo de caídas

"Me tocó jugar con él en innumerables oportunidades", recuerda Heguy antes de relatar una anécdota impagable. "Una vez veníamos perdiendo, nos sentamos entre chukker y chukker [cada uno de los periodos en que se divide un partido] y dijo 'no se hagan problemas, muchachos, si llegamos a perder échenme la culpa a mí, que yo ya estoy acostumbrado a cargas las culpas'. Era la época en que estaba en plena separación con lady Di y la prensa le estaba castigando duro. Siempre jugó fuerte, con mucha pasión y hasta alta edad. Le hubiese encantado seguir, pero le pidieron que lo dejara por el riesgo de caídas. Era una persona simpática, normal, nada de protocolos... le gustaba que lo trataran de igual a igual dentro de la cancha. Era donde más disfrutaba, creo yo, porque arriba del caballo uno lo trataba como un par".

Eduardo también recuerda aquella estancia del ahora monarca en Argentina: "Cuando vino en 1999, nos invitaron a jugar con su equipo en el Hurlingham Club, a las afueras de Buenos Aires. Ganamos la Copa Principe de Gales, que se jugó en su honor, y le invité, si le divertía, a ir a taquear en la cancha I de Palermo la mañana siguiente. Se le iluminaron los ojos. 'Sería extraordinario, pero déjame ver si me dan permiso'. Tenía que pedirlo por protocolo, seguridad, esas cosas... Aunque uno piense que un príncipe puede hacer lo que quiera, en realidad tiene obligaciones. Lamentablemente se perdió la oportunidad de lo que que viene a ser como jugar un picadito en el Bernabéu o pelotear en Wimbledon". El 'Ruso', a todo esto, también ha jugado con William y Harry, hijos de Carlos.

Le gustaba que lo trataran de igual a igual en la cancha, era donde más disfrutaba

Pero la relación de éste con los caballos incluyó también las carreras (incluidas las de obstáculos). "Llegar entre los cuatro primeros en las tres primeras que corrió es un récord del que cualquier jinete profesional estaría orgulloso... y eso a pesar de sus muchos otros compromisos en ese momento", explicaba en su momento el reputado preparador Nick Gaselee, refiriéndose al periodo entre marzo y octubre de 1980. Carlos, cuyo color como jockey era el escarlata (con mangas azul real y gorra negra), compró primero un castrado bayo de 10 años, 'Allibar', y después, tras la muerte de éste por un ataque al corazón, otro de 12, 'Good Prospect'.

En lo que al fútbol respecta, y más allá de sus propios toques de balón, el Rey rompió su habitual neutralidad en 2012... para declararse hincha del Burnley, ahora en la Championship, segunda categoría inglesa, con el que de hecho ha colaborado en actividades benéficas. "Ha pasado por momentos muy difíciles y estoy tratando de encontrar formas de ayudar a regenerar y elevar sus aspiraciones y su autoestima", comentó entonces Carlos, que en todo caso ha recibido como obsequio la camiseta de numerosos clubes, incluido en Blackburn Rovers, rival de su equipo en el derbi de Lancashire. Al dorso de todas ellas, en lugar de su nombre, aparecía HRH [His Royal Highness, Su Alteza Real]. Entre los habitantes de la élite balompédica que tuvieron ocasión de compartir un tiempo con el príncipe está Rafa Benítez, después de que su Liverpool consiguiera aquella legendaria Champions de la remontada en Estambul. En aquella recepción, ya con Camilla Parker Bowles acompañando a Carlos, estuvo también presente Steven Gerrard en su condición de capitán 'red'.

Y además, el esquí, del que tomó las primeras lecciones en Suiza y al que dedicó buena parte de sus vacaciones anuales. Y además, el esquí acuático o el surf . Y además, la vela. Y además, el submarinismo (en julio de 1975 pasó 47 minutos bajo el agua examinando los restos del Mary Rose, un buque de guerra hundido frente a Portsmouth más de 400 años antes, convirtiéndose en el primer miembro de la Familia Real que lo veía... desde Enrique VIII). El deporte, en fin, ha estado absolutamente presente en una vida.

Con el ajedrez, sin embargo, apenas se le conoce relación... aunque ahora se haya convertido en el Rey.

¡Pero como es posible que seáis tan borregos de los ingleses! ¡Como ponéis esto en primera plana!

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